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Una
visita a la ciudad
Salir
de la oficina del turismo (ubicada rue Thiers, cerca del puerto). El edificio,
del siglo XVII, tiene una fachada muy bien conservada. Muy cerca, en la
viga de una casa, se puede leer la fecha de construcción : 1565.
En la pared, vemos esculturas de animales y de personajes. En frente se
halla un antiguo molino que funcionaba con el efecto de la marea (hoy
es un restaurante). La hermosa plaza Gambetta (un hombre político
del siglo XIX) esconde una parte de las antiguas murallas. De ella pasamos
a la calle S.
Vicente, entrando por la puerta del mismo nombre. San Vicente Ferrer fué
un santo y gran predicator valenciano que llegó a Vannes en el
siglo XVII. La calle San Vicente tiene su origen cuando el parlamento
se exilió en Vannes y cuando se contruyeron edificios importantes
para recibir a los parlementarios.
Uno de los más importantes es el hotel Dondel que sirvió
de cuartel general al jefe del ejército republicano, el general
Hoche, durante la guerra civil que siguió la revolución
de 1789. En la plaza de los pesos públicos, se alza el hotel de
Francheville, del nombre de un senescal que vivió allí.
Hoy en día, tiene lugar en esta plaza el mercado de fruta, hortalizas
y flores, todos los miércoles y los sábados.
Muy cerca, en las plaza de las Lizas, se desarollaron torneos. Caminando
hacia la catedral San Pedro, descubrimos muchas calles y plazas de la
época medieval : calle San Gwenael, San Salomón, de las
Virgenes, de la Beneficiencia… plaza Enrique IV, plaza San Pedro
con casas muy típicas. Frente a la catedral la Cohue es hoy un
museo de bellas artes. No podemos olvidar la plaza Valencia donde se encuentra
la casa donde murió Vicente Ferrer y muy cerca, en la esquina de
la calle Noé, una casa muy famosa y conocida como "la casa
de Vannes y su mujer" con la escultura de los bustos de una pajera
con expresión alegre y feliz. En frente, se halla la casa señorial
de Gaillard construida en el siglo XV por el duque Juan de Malestroit;
hoy alberga un museo arqueológico bastante importante, y de mucho
interés. Entre los monumentos de la ciudad, cabe destacar el Ayuntamiento
que recuerda al de Paris por su semejanza, y la estatua del condestable
de Richemont que luchó en las guerras civiles que se desarrollaron
en el marco de la guerra de los 100 años. Desde la Puerta Prisión,
detrás de la catedral, se puede regresar siguiendo las murallas,
hasta el puerto y admirar los antiguos lavaderos y el castel "de
l’Hermine". No se puede dejar Vannes sin haber dado un paseo
por el pinar de la península de Conleau (3 kms al sur), uno de
los muchos sitios hermosos del golfo de Mor-Bihan.
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